El nidito de amor:
Como
encontrar inmuebles que su pareja ame !
La expresión “nidito de amor” no
puede ser más clara: la compra de un inmueble en pareja involucra construir
juntos un espacio nuevo. Lo que hay detrás de eso es un enorme esfuerzo y una
serie de sacrificios de parte y parte para satisfacer los deseos del otro y los
propios a la vez.
Como en todas las historias de amor,
la historia de los enamorados que buscaban un inmueble esta llena de magia y
encanto: el encanto del trabajo duro y la magia de que no se note ni se sienta
todo el sudor involucrado.
Cuando algunos miembros de la familia
empiezan a usar expresiones como “el casado quiere casa” delante de la feliz
pareja, resulta claro que es hora de planear boda y trasteo. La clave de todo
el asunto está en ese verbo: planear. Lo mejor para resolver el problema es
sentarse juntos y hablar de lo que quieren, preferiblemente con papel y lápiz.
Sorprendentemente, muy pocas parejas lo hacen, tal vez creyendo que la
maravillosa sensación de bienestar que tienen estando el uno con el otro es
suficiente para arreglar cualquier inconveniente. Sin embargo, la realidad es
que muy poca gente es en verdad capaz de “vivir de amor debajo de una piedra”;
lo usual es que la piedra deba tener baño con lavamanos doble, balcón, cuarto
de estudio con biblioteca o antejardín.
Una vivienda es quizá el utensilio
más necesario y personal que el ser humano pueda tener a lo largo de su vida,
el le que genera más sentimientos de protección y arraigo y a la vez el que
constituye el mayor signo social de la posición y estado de quien lo habita.
Una pareja recién constituida querrá que todas esas dimensiones sean, además,
compartidas. Por eso es importante hacer un análisis previo de las necesidades
y deseos de cada uno, y ponerse de antemano de acuerdo en lo fundamental para
no tener sorpresas ingratas en el futuro. Justamente, en la medida en que la vivienda
tiene ese carácter íntimo y protector, las características que resulten
incómodas a cualquiera de los dos serán mucho más notorias, y peor aún si se
trata de algo que el otro quiere.
Una forma inteligente de empezar el
ejercicio juntos es establecer un presupuesto para la compra o para el
arriendo, mirar opciones y luego proponer cada uno lo que cree que el otro
quiere, e ir anotándolo: un baño auxiliar cerca del estudio, un comedor con
barra estilo americano, una claraboya en la alcoba para tener luz cenital.
Darse cuenta de que la pareja está atenta a sus deseos y es capaz de
imaginarlos acertadamente va a ayudar mucho en la difícil escogencia final. No
importa que el resultado real pueda estar por debajo de las expectativas de
ambos, pero el ejercicio de construir la casa de los sueños juntos no se
olvidará fácilmente y va a unirlos a través del tiempo.
Resulta crucial recordar que es más
fácil discutir sobre unas ideas en papel y no sobre unos problemas en ladrillo
y cemento y que parte esencial del ejercicio es aprender a ceder. A menos que
disuelvan la sociedad conyugal antes de iniciarla, a través de lo que se conoce
como capitulaciones, el inmueble que adquieran se constituirá como patrimonio
de familia, de forma que legalmente la pareja tendrá que tomar las decisiones
sobre el mismo en conjunto, así que es importante mantener acuerdos que les
permitan agilizar esas decisiones. Conversar, planear y hacer acuerdos es la
forma de tejer un buen nidito de amor entre dos.
Fuente: Vive Real