Publicado por Camila Guerrero Arciniegas para El Espectador Noticias el 19 de octubre de 2016
Otra amenaza para los cerros de Bogotá
Denuncian que ubicaron cinco contenedores en zona de reserva. La CAR y la Alcaldía de Usaquén reconocen que un vacío jurídico los tiene sin herramientas legales para ordenar que los saquen. Hay pocos policías para evitar invasiones.
Es claro que en los cerros orientales no se puede construir. Así quedó en la decisión del exmagistrado César Palomino, que prohibió la presencia de nuevas urbanizaciones, salvo las que tienen derechos adquiridos. El fallo definió quiénes y en qué condiciones se pueden construir. De paso, le encomendó a la CAR implementar un plan de manejo para conservar, rehabilitar y recuperar ecológica y ambientalmente la reserva. Sin embargo, ni la autoridad ambiental ni las alcaldías locales cuentan con las herramientas para proteger la reserva de curiosas formas de invasión: en los últimos meses, el dueño de un predio taló árboles e instaló cinco contenedores. A pesar de que es una evidente violación a la zona protegida, ninguna autoridad ha podido hacer nada.
El caso lo dieron a conocer miembros de la comunidad Floresta de la Sabana, barrio que colinda con una parte de la reserva. Desde junio denunciaron ante la CAR una tala ilegal de árboles nativos, pero la respuesta en ese momento fue que ese tema era competencia de la Alcaldía de Usaquén. Después de verificar sus obligaciones y de la insistencia de los vecinos, la CAR se presentó en el terreno donde ocurrió la tala. “Nosotros les advertimos que probablemente iban a construir una vivienda, entonces los funcionarios hicieron un informe técnico donde pusieron lo observado, pero no entablaron sanciones inmediatas. Por eso, el 11 de agosto, el propietario del lote ingresó cinco contenedores a la reserva con tranquilidad”, señala uno de los residentes de Floresta de la Sabana.
Antes de la ocupación, los representantes de la comunidad también le advirtieron a la Alcaldía de Usaquén lo que estaba ocurriendo. La autoridad local no les dio una respuesta concluyente que garantizara la protección de este ecosistema, encargado de regular el acuífero de la sabana de Bogotá, el clima y la depuración del aire del oriente de la ciudad.
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